De acuerdo con la Asociación de Sociedades Emisoras de Vales (Aseval), aproximadamente nueve millones de personas tienen el beneficio de vales de consumo y alrededor de 50 mil compañías en todo México los entregan a sus trabajadores.
En el pasado, los vales de despensa fueron una prestación común para los empleados y el beneficio es muy claro, pues su función es contrarrestar el descuento de impuestos que hacen las empresas a sus empleados al pagarles vía nómina.
Al descontar impuestos y cuota de seguro social, Infonavit, etcétera, fácilmente una persona que gana alrededor de 10,000 pesos mensuales, puede quedar con un sueldo neto de 9,000 pesos. Al ofrecerle vales de despensa, que suelen equivaler al 10% de su salario, este trabajador recupera valor adquisitivo.
En la actualidad los vales se han convertido más bien en monederos electrónicos autorizados por el SAT que cuentan con apps móviles para consulta de saldos y movimientos entre otra información, además son aceptados en miles de comercios en todo México.
Sin lugar a dudas, este incentivo es de gran valor para un trabajador porque representa un ingreso adicional con el que puede comprar productos de la canasta básica.
Durante esta contingencia por COVID-19, sobre todo al inicio, vimos cómo los supermercados se abarrotaban de carritos llenos de despensa. Desafortunadamente, muchos consumidores pagaron con tarjetas de crédito o se descapitalizaron con la adquisición de esos productos en masa.
Si bien la misma Aseval indica que una de las razones por las que ha disminuido el otorgamiento de vales de despensa es debido a la reforma fiscal de 2014, la cual hizo que estos dejaran de ser deducibles al 100% en el Impuesto Sobre la Renta (ISR) y ahora se ubique solo en 53%, ese beneficio aún es ventajoso para las empresas.
Muchas organizaciones asumieron que a causa de esto les costaría más otorgar esta prestación, pero la realidad es que no es así.
Créeme, dentro de los incentivos más valorados por el talento que está allá afuera están los vales de despensa, ya que les da la oportunidad de adquirir productos de primera necesidad con ese dinero adicional libre de impuestos, incluso puede llegar a convertirse en un buen método de ahorro.
Obtienes el beneficio fiscal respecto al ISR.
Te convierte en una empresa atractiva para el talento, ya que dar vales no es obligatorio y sí es muy valorado.
Mejoras la calidad de vida de tus colaboradores y de sus familias.
Al recibir beneficios como este, tu equipo desarrolla un mayor sentido de pertenencia y lealtad.
Con ello, puedes reducir también tu nivel de rotación laboral.
Al final del día, entre la deducción de impuestos y la posibilidad de hacer sentir a tu equipo de trabajo que te interesa su bienestar, esta es una gran estrategia de ganar-ganar.
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