La Ley Silla entró en vigor este 2025 con un objetivo claro: garantizar que las personas trabajadoras puedan tomar pausas y sentarse durante su jornada laboral, reduciendo los riesgos de salud asociados a estar de pie durante largos periodos.
Y aunque la hemos mencionado anteriormente, ahora en su implementación esta ley se ha visto en aprietos. La reforma a la Ley Federal del Trabajo busca dignificar las condiciones laborales, pero en la práctica su implementación ha destapado un reto mucho más complejo de lo previsto.
A simple vista, podría parecer que cumplir con esta ley se resume a “poner más sillas” en el lugar de trabajo. Sin embargo, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) ha establecido lineamientos específicos que obligan a un análisis minucioso de cada puesto y sus condiciones. Según estas reglas, las sillas deben colocarse:
1. En el punto de trabajo: si la actividad puede realizarse sentado y hay espacio suficiente.
2. Cerca de la zona de trabajo: cuando la labor no pueda ejecutarse sentado, pero el trabajador pueda permanecer cerca del área durante su descanso.
3. En un área especial: para tareas que requieren estar de pie y no necesitan la cercanía a la estación de trabajo durante la pausa.
Esta clasificación crea diferencias claras en el acceso al descanso, ya que no todos los colaboradores tendrán una silla a la mano. En algunos sectores, como el industrial, la norma solo aplica si la naturaleza del trabajo lo permite, dejando fuera a un porcentaje importante de trabajadores.
Los datos revelan la magnitud del desafío:
El 35% de los empleados que trabajan de pie lo hacen más de ocho horas diarias.
El 47% permanece de pie entre cuatro y ocho horas por jornada.
Para las empresas, cumplir con la Ley Silla implica más que la compra de mobiliario. Se requieren ajustes ergonómicos, rediseño de espacios, inversiones en equipo y, en algunos casos, cambios en los procesos operativos
Evita esperar los lineamientos de la STPS para tomar acción. Aunque darán mayor claridad, la reforma ya está en vigor y el incumplimiento puede derivar en sanciones, incluyendo multas y hasta clausura temporal de actividades.
A pesar de los retos, la Ley Silla es una oportunidad estratégica. Integrar el descanso como parte de la cultura laboral puede reducir el ausentismo, prevenir lesiones y elevar el compromiso del equipo. Las organizaciones que lo aborden desde una perspectiva de bienestar, y no solo de obligación, estarán un paso adelante en la competencia por el talento.
La pregunta para cualquier líder de RRHH o director general es clara: ¿Está tu empresa lista para cumplir la Ley Silla sin frenar la productividad ni comprometer el presupuesto?
La Ley Silla ya es una realidad, pero ¿cómo implementarla sin frenar la operación, sin improvisar y sin duplicar el trabajo manual?
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No solo cumplas, evoluciona.
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