La rotación de personal positiva es la que se da de manera natural y controlada, y puede tener muchos beneficios al atraer nuevo talento a la organización.
El dilema entre la retención y la rotación laboral se enfoca en el costo y los efectos negativos de esta última para la empresa, pero hay otro lado de la moneda. En Worky queremos compartirte los tres escenarios en los que es mejor dejar ir a un colaborador.
Muchas organizaciones se preguntan a menudo hasta dónde deben preocuparse por la salida de colaboradores. Si bien para obtener una respuesta intervienen muchos factores, un análisis y medición de desempeño resultan esenciales para conocer cuál es el rumbo que está tomando la organización.
La experiencia y exitosa gestión de Capital Humano muestra que un índice de rotación laboral de menos del 5% es sano, ya que habla de que el total de tu plantilla laboral va a renovarse en un periodo aproximado de 10 años.
El cambio de colaboradores es uno de los KPI más importantes, pues mide su salud y desempeño durante un determinado periodo de tiempo.
Una elevada rotación de personal en las empresas puede dejar al descubierto que existe una urgente necesidad de:
Estos factores son críticos dentro de la organización y pueden ser identificados por el equipo del área de Recursos Humanos apoyado en un software de RH.
Ningún líder puede pasar por alto las cifras y los tipos de rotación de personal que experimenta la organización.
Para responder a esta pregunta, toda compañía debe tener presente que los colaboradores tienen un ciclo natural laboral en su trayectoria profesional.
No debe ser motivo de alarma ni de sorpresa que en determinados periodos se presenten picos de deserción, ya sean controlados y esperados.
El historial es importante para determinar si el colaborador, que pudo haber dado los mejores años de su vida en la empresa, está en condiciones de desarrollar nuevos proyectos o de aportar nuevas ideas.
Si el líder o el colaborador tiene mucho tiempo en la organización, es esencial identificar si:
Una vez analizados estos factores entran en juego tres escenarios comunes en los que lo mejor es dejar ir a un colaborador. Y son:
Un factor clave para el crecimiento de una organización es que haya un acuerdo de todos los niveles para cumplir con la visión empresarial.
Al presentarse una falta de sincronía del colaborador o dirigente con la cultura corporativa, es muy probable que, en un determinado momento, se presente una incompatibilidad con los objetivos estratégicos generales.
Lo que importa es detectar a tiempo esta desconexión para identificar si es temporal o permanente. Este proceso de diagnóstico empieza desde el reclutamiento y la comprobación del fit cultural del candidato o candidata. El procedimiento representa:
La falta de habilidades y conocimientos son superables con el tiempo, pero si no hay fit cultural se tendrá que dejar ir al colaborador.
El segundo escenario es cuando al colaborador se le presenta una oferta de trabajo mejor y, por tanto, canaliza su motivación hacia otra empresa.
En muchas ocasiones, la organización puede quedar en desventaja frente a la competencia y no puede ir a la par de las expectativas del colaborador o líder de equipo.
Sin embargo, la organización debe estar consciente que la salida puede originarse por numerosos factores y le corresponde al área de RH revisar e identificar los motivos de la misma.
Hoy muchas organizaciones se inclinan por ofrecer a sus equipos:
La retención de talento empieza conociendo las motivaciones y las expectativas que tienen los colaboradores desde su reclutamiento.
Este tercer escenario es el más común que enfrentan las organizaciones y, generalmente, se debe a la baja motivación o a una evaluación equivocada desde el reclutamiento, lo cual se traduce en un bajo rendimiento y en una costosa rotación.
En los ciclos laborales de una compañía se debe tener un seguimiento puntual del desempeño de los equipos y colaboradores desde su reclutamiento hasta su salida.
Worky cuenta con un módulo que agiliza el proceso de reclutamiento y, además, permite identificar los perfiles adecuados para la organización.
El bajo rendimiento puede originarse por el exceso de trabajo o porque el colaborador fue reclutado con habilidades que no son las adecuadas.
Una organización que cuente con una base de datos de los candidatos y un historial de sus colaboradores tendrá mayores posibilidades de abrirse nuevas oportunidades que lleven a la retención de talento.
La salida de un colaborador de la empresa debe darse en los mejores términos posibles, con base en una comunicación transparente y directa a fin de que no existan malos entendidos ni conflictos futuros.
Esta desvinculación laboral no puede darse de manera abrupta, pero sí de un modo eficaz y sin sobresaltos.
En un plan de despedida u offboarding tampoco pueden quedar cabos sueltos, por lo que se requiere cumplir un trámite que va desde la firma de documentos hasta la devolución del material de la organización, pasando por claves de acceso o correos electrónicos.
Un buen cierre de ciclo, además, significa transmitir tranquilidad a las personas afectadas por la salida a fin de que reanuden actividades sin afectaciones.
Una desvinculación atinada necesariamente fortalecerá:
El que una organización experimente una alta rotación de personal no necesariamente significa que haya una mala gestión de Capital Humano.
Existen mediciones que muestran que la renovación laboral es un proceso positivo para el crecimiento de las empresas, pues hay periodos en los que dejar salir a un colaborador abre mayores oportunidades y beneficios.
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