Publicada en el Diario Oficial de la Federación el 19 de diciembre de 2024, esta reforma contempla un periodo de transición de 180 días que termina en junio de 2025. A partir de esa fecha, las empresas deberán cumplir con cuatro obligaciones fundamentales:
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Proporcionar sillas con respaldo suficientes para que el personal pueda tomar descansos durante su jornada.
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Designar un área específica dentro del centro de trabajo para el uso de esas sillas.
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Prohibir cualquier práctica que obligue a las personas a permanecer de pie todo el tiempo.
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Regular el uso y tiempos de descanso en los reglamentos interiores de trabajo.
Además, se otorgan 180 días adicionales para adaptar la normativa interna de las empresas y 30 días para que la STPS emita regulaciones sobre factores de riesgo relacionados con posturas prolongadas.
¿A quién aplica esta nueva disposición laboral?
Aunque la reforma es de alcance general, está enfocada principalmente en los sectores de comercio, servicios y similares, donde hay alta rotación, largos turnos y escasa regulación sobre ergonomía. En el caso de la industria, las obligaciones aplican solo si la naturaleza del trabajo lo permite.
Antes de esta reforma, la LFT ya mencionaba la necesidad de sillas, pero se entendía como herramientas de trabajo, no como derecho al descanso físico. La Ley Silla cambia eso: descansar ya no es un privilegio, es un derecho laboral reconocido.